Servant of God Mother Maria Angelica Alvarez Icaza (1887-1977 )was a Visitation Nun from Mexico. Her cause is before the Holy See, and this year, 2012, the Positio Super Virtutibus, or the statement on her virtues, is under discussion by the Consultant theologians in Rome.
In her union with the Lord, she discovered her mission; to write of the Lord’s infinite love, divine love, his songs of love to souls. She wrote over a thousand of these love songs, some reflecting deep and profound intimacies of soul.
Some of these hymns developed from mystical experiences. Mother Icaza had apparitions of the Child Jesus and her canticle “Se Relata Una Aparicion del Nino Jesus” was written after these supernatural contacts.
The poem reflects the surprising apparition of the Child Jesus to the visionary nun as her attention was totally occupied in another manner. She called this experience a charming grace.
May the characteristics she described of the Child Jesus’s visit to her be a source of Advent meditation for you.
Mother Maria Angelica describes the Child as charming. He visits her with exquisite tenderness several times. His face enraptures the angels in heaven and His light gives Mother Maria Angelica much comfort. His eyes are powerful and his love permeates all; it is as if their two souls transfer one to another.
Love is both eloquent and silent in the exchange. She is as a lamp burning; a fire of love is enflamed within her heart. The Child Jesus works with the capacity of His divinity.
No brush or paint can reproduce the beauty of the Child Jesus; His beauty is inconceivable and unparalleled.
This beauty enraptures her soul.
Reflection: How do you envision the Child Jesus in your own personal meditation of the Incarnation and Nativity?
During Advent we present this poem about Mother Maria Angelica Icaza’s apparition of the Child Jesus in the original Spanish language.
Se Relata Una Aparicion del Niño Jesus
Acabo de recibir
Una gracia encantadora ;
Te la voy a referir
Tal como pasó, Señora :
Sí, declárala, hija mía :
Estaba muy ocupada
Toda la atención tenía
En una luz que atizaba.
Cuando de improviso siento
Que alguien estaba a mi lado,
Vuélvome al punto y encuentro
Que era el dulcísimo Amado..
Era el Niño encantador,
Que en su ternura exquisita,
Para probarme su amor,
Varias veces me visita.
De su rostro que extasía
A los ángeles del cielo,
Una viva luz partía,
Que me daba gran consuelo.
Y sus ojos, su mirada,
Que ofuscaran hasta el sol
Yo buscaba enamorada
Cual amante girasol.
Pero si no por enojos,
Por disfrazar su cariño,
No me miraban los ojos
Del enamorado Niño.
Al contrario, se volvía
Con disimulo estudiado
Mientras que yo lo veía
él se hacía dismulado.
Y fijando mi atención
En la luz que preparaba
Senía la penetración
De su inefable mirada.
Alzaba los ojos, luego,
Volvíalos El a otro lado,
Haciendo el amor un juego
Del pequeño enamorado.
De suerte que ni una vez
Se cruzaron las miradas,
Descubriéndose al través,
A dos almas traspasadas.
Que ni una frase decían
Abrasándose de ardor,
Porque hablarse no podían,
En el exceso de amor..
Ya se sabe, de repente,
El amor hablar no pudo
Que es a veces elocuente
Y en ocasiones es mudo.
Yo, la lámpara dichosa
Que al Prisionero ha de arder,
Le preparaba amorosa
Con grandísimo placer.
Y si la luz material
Le encendía yo, de hecho,
El en fuego celestial
Abrasaba todo el pecho.
Que entre tanto que arreglaba
Esta luz de la capilla,
Mi corazón inflamaba
Haciéndolo a maravilla.
El trabajo silencioso
Continuábamos los dos ;
Y en verdad el Niño hermoso
Trabajaba como Dios…
Por fin la tarea concluimos
Y con ternura infinta
Por el convento nos fuimos
A poner agua bendita.
Y en estos tiernos amores
Continuábamos así
Cuando el celda o corredores
No sé donde lo perdí
Oh quién el retrato hiciera,
De este Niño encantador
Quién bosquejarnos pudiera
Su belleza y esplendor !
Con qué pincel, ni pintura,
Se pudiera retratar
Su delicada figura
Inconcebible y sin par !
De su luz y claridad
Quién nos pintara un destello !
Que trae la divinidad
Como un imborrable sello.
Del Padre se ve esplendor
Al Verbo divino, unido,
Obra inefable de amor
Que del Parácleto ha sido.
Ay ! el alma se extasía
Ante su hermosura y luz
Ya te comprendo, hija mía,
Son encantos de Jesús.
Esta gracia regalada
No te cause admiración
Es una gracia adecuada
A tu primera misión.
Un fondo divino encierra,
Es que el Niño encantador
Quiere mostrar a la tierra
Los encantos de su amor..
(Mother Maria Angelica Alvarez Icaza VHM, 1915)
(Source: Biografia de la Madre M Angelica Alvarez Icaza; by P F Rodriguez, O.P. page 408)